lunes, 9 de junio de 2008

Los galgueros exigen medidas ante el robo de perros de caza

MONTILLA ASEGURAN QUE CADA AÑO DESAPARECEN UNOS 50 CANES.

La colocación de un chip interno permite identificar a los animales.

09/06/2008 JOSE MARIA LUQUE


Los aficionados a la caza con galgos en Montilla vienen sufriendo desde hace años el expolio de un buen número de sus perros, que son trasladados y vendidos a otros lugares distantes de esta localidad, sin que hayan podido recuperarse hasta ahora.

Los robos llegan a alcanzar anualmente a más de 50 galgos, aprovechando que los animales suelen recogerse en cobertizos o corrales situados en el campo o en el extrarradio del casco urbano, donde es más difícil ejercer una vigilancia estrecha que impida el robo de estos animales y la localización de los delincuentes.

Según ha podido saber este periódico de fuentes directas de los galgueros, las denuncias no han dado resultado hasta el momento, por lo que muchos aficionados no han tenido otra salida que abandonar esta práctica cinegética ante la imposibilidad de adquirir nuevos aninales. De hecho, los más de 100 galgueros que venían practicando esta modalidad en Montilla y otros municipios de su entorno han quedado reducidos a 16 y pueden, incluso, desaparecer si no se aplican medidas que garanticen la seguridad de los perros.

Todo apunta a que los supuestos delincuentes saltan al interior de los cobertizos impunemente y se llevan con ellos cuantos galgos presenten buen aspecto. Abandonan los más jóvenes para evitarse los gastos que acarrea su crianza. Hace unos días, unos desconocidos se llevaron ocho perros de un galguero montillano.

Entre ellos figuraba un animal de calidad cuyo valor puede ser importante. En concreto, un galgo bien amaestrado y bueno para la práctica de la caza puede venderse a más de 3.000 euros, aunque en ocasiones extraordinarias se han llegado a pagar hasta 24.000 euros.

Una de las medidas aplicadas para la localización e identificación de los perros robados es la colocación de un chip por debajo de la piel que no puede ser suprimido y que contiene todos los datos registrados del perro que lo porta.

Aunque se han conseguido, por este procedimiento, algunos animales, los propietarios consideran que la medida no ha dado los resultados que se esperaban, hasta el momento.

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