martes, 2 de septiembre de 2008

Qué es la actividad cinegética


Joaquim Vidal

Es sorprendente el desconocimiento general, mayoritariamente, de la sociedad urbana sobre los valores positivos de la caza. No sólo de la caza, sino de las actividades ancestrales que se llevan a cabo en el medio rural. Desconocimiento sobre la agricultura, la ganadería, el aprovechamiento forestal y la pequeña explotación de los animales domésticos que aún hoy día son sustento de muchas familias de hogares sencillos y humildes de nuestros pueblos.

Hace unas semanas fui invitado a una locución por una emisora de radio local. A raíz de la manifestación del 1-M en Madrid sobre la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad, de la que colgaba la coletilla los cazadores en contra de la ley del plomo —esto es lo que iba de boca en boca en los medios de comunicación—, surgió la pregunta de por qué los cazadores no estábamos de acuerdo con la prohibición de utilizar munición de plomo en los humedales.

Me preparé unos datos; casualmente ese mismo día salía a la venta el número de mayo de La Caza y su Mundo con un extensivo artículo sobre la fabricación de la munición alternativa al plomo, que me vino de perillas para plantearlo en la entrevista. Referente a este punto le comenté que los cazadores sí estábamos de acuerdo con no utilizar munición de plomo en las zonas Ramsar, tal como venimos haciendo desde el año 2001. Lo que le pedíamos a la Sra. Ministra, que pretendía prohibir la caza con munición de plomo en todas la zonas húmedas, aunque se tratara de una charca fruto de la tormenta de una noche, es que nos diera una relación de las zonas objeto de la prohibición. Cómo no vamos a estar de acuerdo con esta medida, si llevamos invertidos más de 900.000€ en el proyecto de encontrar una munición sustitutiva al plomo.

Me acompañé de las distintas municiones que se han fabricado para la caza en los humedales, véase estaño, tungsteno, acero, plomo y la revolucionaria munición alternativa. Ver los cartuchos diseccionados, que permiten ver el interior, en manos de la periodista, que desconocía cómo era un cartucho de caza, era un detalle a admirar. Varios aspectos referentes al mundo de la caza que también eran desconocidos por la interlocutora, que se maravillaba de los contenidos que yo le iba exponiendo y que eran de su total desconocimiento. Me sentí muy a gusto, quizá la vez que más, por el hecho de poder hablar de caza, de lo que hacemos los cazadores por su gestión y cómo la cuidamos, sin tener delante personas intolerantes, maleducadas, con un único norte de la antipatía ante el mundo cinegético.

La periodista Yolanda García se mostró admirada y satisfecha, imparcial, dejándome por espacio de una media hora larga exponer mis conocimientos sobre una actividad que conozco y en la que creo y defiendo, y mostrando mis argumentos, que por lo visto la convencieron y fueron de su agrado, emplazándome para futuras entrevistas.

Se hace necesario encontrar válidos interlocutores para informar y defender la actividad venatoria ante los medios de comunicación, que no necesariamente tienen que ser del mundo cinegético.

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