La “fauna urbana” es variopinta e interesante, y más conocida para la mayoría de compatriotas que la fauna silvestre.
Tenemos “linces” y “águilas” en la pirámide empresarial, junto con “hienas”, “buitres” y algunos “lobos asesinos”. “Venaos”, “cabros” y “cabritos” los tenemos por doquier. Las “zorras” también abundan con diferentes pelajes. Y últimamente están proliferando los “pavos reales” con más o menos plumaje y colorido.
Pero parece ser que algunas especies silvestres se están haciendo “urbanitas” y no tienen mal gusto para elegir las zonas, como está sucediendo con los jabalíes que se pasean por Sarriá en Barcelona, y los que, para no ser menos, circulan tranquilamente por Las Rozas en Madrid según hemos podido ver en un lamentable reportaje televisivo. Y digo lamentable porque me remueve las entrañas ver a piaras por las calles, pasando entre los coches con la mayor tranquilidad, y aceptando la comida que les suministran los vecinos.
Entre mis recuerdos de Bambi, “El Solitario”, “El Candiles”, los gamos y los ciervos de Cazorla que se acercan a los coches buscando la comida como los gamos de Riofrío, las imágenes de las piaras paseando por las ciudades, las torcaces y tórtolas en los parques y las perdices “de bote”, se me está haciendo muy duro esto de la caza. ¡Tendré que ir al psiquiatra!
miércoles, 13 de junio de 2007
AUMENTAS LAS ESPECIES (Por Rafael M. Barrachina)
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