viernes, 14 de diciembre de 2007

Los cartuchos se disparan

El precio de los cartuchos es quizá el asunto que más preocupa al bolsillo del cazador medio. Hecho a las subidas anuales en las tasas de los cotos, habituado a pagar cantidades cada vez más elevadas por cacerías de alta calidad, como los ojeos de perdiz brava, recechos de alta montaña o pasos excelentes de palomas o zorzales, o por jornadas en cotos intensivos, el cazador, en cambio, se había acostumbrado a la estabilidad en el coste de la munición. Hace cuatro años empezó a notarse una ligera subida en los precios que esta temporada ha repuntado de una manera espectacular y sin precedentes. La causa está en el parqué: la subida bursátil del precio del plomo es la culpable de que los cartuchos se hayan disparado.

Las reservas mundiales de este metal cayeron de forma muy acusada en 1995 y 1996

El índice de referencia en el precio del plomo lo marca el London Metal Exchange (LME) o Mercado de Cambio de Metales de la Bolsa de Londres. El 7 de noviembre pasado, el metal cerró a 3.680 dólares por tonelada, frente a los 1.660 dólares de media de enero de 2007. Esto quiere decir que, en lo que va de año, el plomo se ha revalorizado más un 120 por ciento, un incremento muy significativo que se ha dejado sentir en el precio de la munición. Por el momento, no hay en el horizonte expectativas que indiquen un cambio de tendencia, pero tampoco existen alternativas fiables y económicas al plomo para la fabricación de los cartuchos.

El incremento del precio del plomo tiene una explicación lógica en la consabida ley de la oferta y la demanda que rige el mercado. Su cotización está batiendo máximos históricos. Entre 1970 y 2003, la cotización del plomo en la Bolsa de Londres mantuvo cierta estabilidad, normalmente en torno a 500-700 dólares por tonelada, con contadas excepciones como el repunte de 1978, cuando cotizó a una media de 1.200 dólares. Lógicamente, la cotización se mueve de forma inversa a las reservas, de modo que los precios mínimos se alcanzan cuando más plomo hay y viceversa.

Fabricantes han sacado hasta tres listas de precios en lo que va de año

Para conocer cuáles son las reservas mundiales de plomo, se puede recurrir a los datos del Internacional Lead and Zinc Study Group (Grupo Internacional de Estudio del Plomo y el Zinc), una organización intergubernamental nacida en 1959 que engloba a 28 países y que vela por la transparencia en el mercado mundial de plomo y zinc. Sus componentes son Australia, Bélgica, Bulgaria, Canadá, China, Finlandia, Francia, Alemania, India, Irán, Irlanda, Italia, Japón, República de Corea, Marruecos, Namibia, Holanda, Noruega, Perú, Polonia, Portugal, Rusia, Sudáfrica, España, Suecia, Tailandia, Estados Unidos y Serbia. Es decir, el 90 por ciento de los productores y el 80 por ciento de los consumidores de estos metales.

Reservas mundiales

En la información que distribuye este organismo se aprecia muy claramente que, en el período 1970-2007, el plomo alcanzó su precio más bajo en 1993, cuando cotizó a unos 400 dólares por tonelada de media anual, coincidiendo con un aumento notable de las reservas, que se dispararon a 650.000 toneladas. Las reservas mundiales cayeron de forma acusada en 1995 y 1996, momentos en los que la cotización se recuperó para mantenerse en unos niveles en torno a los 500 dólares. Los niveles de reservas y precios se mantuvieron desde entonces hasta el ejercicio 2003. Fue entonces cuando comenzó el crecimiento imparable del precio del plomo, acompañado de un descenso acusado del stock.


Bolsa de Londres 4.000 dólares por tonelada es el precio históricamente más alto que se ha alcanzado en la cotización del plomo.

Ahora mismo, según los datos del Grupo Internacional de Estudio del Plomo y el Zinc, las reservas de plomo son de unas 280.000 toneladas, el nivel más bajo al menos desde 1970. Y su precio en la Bolsa de Londres más elevado que nunca, muy cerca de los 4.000 dólares por tonelada.

El tope, superado

David Aguilar, director comercial de la división de cartuchería de Maxam Outdoors en España (antigua UEE), recuerda cómo hace unos meses se decía, en broma, que el plomo alcanzaría los 4.000 dólares por tonelada, un tope que ha superado ya en algunos picos de cotización.“Desde luego, no se puede bromear con este asunto; no se sabe a dónde puede llegar el precio del plomo», afirma.


Octubre y noviembre han sido los meses de mayor subida.

«La gran subida se ha experimentado este año», explica Aguilar. Maxam Outdoors—fabricante de marcas como Río, GB o Saga—ha tenido que sacar este año tres listas de precios actualizadas, toda al alza: una en primavera, otra en verano y una última este otoño. Muchos cazadores habrán comprobado cómo en las armerías los precios han ido variando desde semanas antes del comienzo de la temporada general hasta ahora. Las subidas se concentraron, sobre todo, a finales de octubre y principios de noviembre, con subidas de entre el 10 y 17 por ciento dependiendo de la marca y el gramaje de la munición. Pese a ello, las ventas no se han visto mermadas por el momento. Lo que sí han hecho los fabricantes es ajustar más los precios en función de la cantidad de plomo de la munición.

Coste en la fabricación

El plomo representa en torno a la mitad del coste real de fabricación de un cartucho, dependiendo de la carga. Hasta el año pasado, la diferencia de precios al por mayor entre mil cartuchos de tiro de 24 gramos y mil cartuchos de 28 gramos, venía a ser de tres euros. Ahora, en cambio, esta diferencia se ha acentuado a unos 12 euros, aproximadamente, debido al peso que tiene el plomo en el coste del producto final.

Procedencia del plomo

La extracción y la refinería mundial de plomo se concentran en Asia y América, que copan en torno al 75 por ciento. Sus cifras de extracción, producción y consumo son muy similares, de lo que podría deducirse que estos continentes son autosuficientes, salvando, por supuesto, las diferencias particulares entre países extractores, refinadores y los industriales que aplican el plomo a productos finales. Europa extrae poco plomo, pero lo importa y, finalmente, lo manipula y lo consume en niveles muy cercanos a los de Estados Unidos.

El plomo supone en torno a la mitad del coste del cartucho

El 71 por ciento de la producción mundial de plomo se destina a las baterías, fundamentalmente para la automoción y para la fabricación de UPS o centrales auxiliares de alimentación eléctrica para edificios y sedes corporativas. La munición representa solamente el 6 por ciento de esta producción y más o menos la mitad de ella es munición destinada a los ejércitos y a las policías de todo el mundo.

Aumento del riesgo empresarial

Según el dato que ofrece Maxam Outdoors, la cartuchería semimetálica, es decir, los cartuchos de perdigones para la caza, representa en torno a un 2 por ciento de esa producción mundial, una cifra muy pequeña. De hecho, las grandes empresas que trabajan con el plomo se dedican a la producción de baterías y en toda Europa apenas llegan a la decena las dedicadas a la fabricación de perdigones, repartidas entre España, Italia, Francia y Grecia, es decir, en el Arco Mediterráneo.

El incremento del precio del plomo no multiplica los beneficios de los fabricantes de munición y, por el contrario, sí que aumenta el riesgo empresarial, según explica David Aguilar, el director comercial de cartuchería de Maxam Outdoors. La explicación empresarial es muy sencilla. Los fabricantes—que en este caso también son los mayoristas—sirven el producto a las armerías con una demora en el pago que puede ser de 30 ó 60 días. Con el aumento del precio de la munición, aumenta también el dinero que los fabricantes tienen en la calle o pendiente de cobro, por lo que aumenta su pérdida de liquidez. Por consiguiente, actualmente se necesita un mayor respaldo financiero o una mejor liquidez para poder mantener el negocio y no venirse abajo ante los recibos pendientes de cobro.

Nadie sabe hasta cuándo se puede mantener esta tendencia de escalada en el precio del plomo ni dónde está el techo de su cotización. Lo que sí parece claro es que, hoy por hoy, no existen alternativas fiables para la fabricación de munición.

Sustituto: el acero

El acero es el sustituto más empleado, pero no por su eficacia sino porque la prohibición del uso del plomo en humedales, para evitar el plumbismo en las especies acuáticas, obligó a buscar soluciones. El precio de la materia prima viene a ser muy parecido, con la ventaja, a favor del acero, de una mayor estabilidad en la cotización, al menos actualmente. Sin embargo, al ser la cadena de producción muchísimo más reducida que la del plomo, los precios de los cartuchos no son competitivos. Además, las propiedades de ambos materiales son muy diferentes.

Europa consume tanto plomo como los Estados Unidos

La menor densidad del acero hace que sus perdigones tengan menos velocidad y, por tanto, menor capacidad de penetración en la pieza. A una cierta distancia a la que el plomo resulta mortal, el acero apenas empujaría a las piezas en el punto de mira, pero sin llegar a herirlas.

La primera consecuencia de ello es un cambio en el diámetro de los perdigones, que en la fabricación de cartuchos de acero tendrían que ser mayores o, lo que es lo mismo, de menor numeración. En otras palabras, un perdigón del 7 de plomo tiene mayor capacidad letal que si fuera de acero.

Por ejemplo, un cartucho de 32 gramos y plomo 9 apropiado para cazar zorzales sería difícil de conseguir con perdigones de acero. En primer lugar, los perdigones deberían ser más gruesos, pero esto conlleva menor número de ellos y, por consiguiente, menor dispersión. Por tanto, sería necesario aumentar la carga del cartucho hasta lograr una equivalencia apropiada. En suma, el acero tiene disponibilidad y precio similar al plomo pero peor rendimiento. Finalmente, hay que tener en cuenta que no todos los cazadores disponen de escopetas adaptadas para disparar cartuchos de acero.

Buscando alternativas

En Maxam Outdoors han encontrado un sustituto adecuado al plomo: el bismuto. Técnicamente, sus propiedades son muy similares, pero la escasez del mineral hace inviable la posibilidad de convertirlo en alternativa al plomo. La empresa explica que anualmente fabrica una limitada cantidad de cartuchos de bismuto, de densidad muy parecida al plomo y similar efectividad en la caza real.


En las armerías los precios han ido variando prácticamente todas las semanas.

Estos cartuchos han encontrado un mercado reducido en los cazadores de acuáticas, especialmente en la zona de la Albufera. Sin embargo, el producto es caro por dos motivos: la escasez de la materia prima y su baja producción. El millar de cartuchos de bismuto se vende en las armerías al público en general por unos dos euros la unidad, un precio diez veces superior al de los cartuchos de plomo de gama media.

Nefastas perspectivas

El panorama no es muy alentador. Es cierto, como advierten los fabricantes, que el coste del cartucho representa un mínimo porcentaje en la inversión que tiene que realizar un cazador para disfrutar de su afición, pero también es verdad que su encarecimiento en los últimos meses ha sido desproporcionado. No se vislumbra una bajada de los precios ni tampoco que aparezca en el mercado una alternativa fiable al plomo. Por ello, quizá lo más rentable sea aplicar dos consejos: encontrar el cartucho más adecuado para el tipo de caza que se practique y, por supuesto, afinar la puntería. Quizá vaya siendo hora de darle la vuelta al refranero y pensar que no es cuestión de ir por el campo tirando con plomo de rey.

0 comentarios: