miércoles, 20 de junio de 2007

REFLEXIÓN (Por Miguel D.G.)

En estos días en los que conejos, perdices, liebres, cochinos y demás especies están criando, debemos tomarnos el tiempo necesario para reflexionar, hacer balance de la temporada anterior, y planificar la siguiente. Recordar momentos vividos en el monte, aprender de los errores y hacer que el campo esté preparado para las próximas acciones cinegéticas, son cosas que todos debemos plantearnos.

Nuestra unión debe ser palpable ante las personas que tienen la obligación y la responsabilidad de estructurar el calendario cinegético en España.

Ya no sólo se trata de esperar que se levante la veda. Hay muchas cosas por hacer: preparar cortafuegos para evitar que los incendios causen estragos en nuestros paisajes, poner bebederos a las especies cinegéticas, controlar alimañas, reparar aquellos caminos que nos dieron más de un susto con los coches, vigilar los bandos de perdices, repasar la colocación de señalizaciones…

Ni que decir tiene el cuidado de nuestros perros, reclamos, halcones, hurones…

La actividad cinegética se vive durante todo el año. Es una forma más de vivir nuestra pasión. El estar en contacto directo con la Naturaleza durante todo el año, no es una meta. Es una filosofía, una forma de vida.

Pero hay más cosas por hacer…

No podemos bajar la guardia ante tanta tranquilidad. Siempre se ha dicho que, tras la tempestad, viene la calma. Pero sabemos, por experiencia, que tras un tiempo de calma, la tempestad puede volver a sacudir nuestras vidas.

Aún no se han publicado las órdenes de veda de todas las Comunidades Autónomas, pero saldrán en breve. Veremos el tratamiento que nos dan las distintas Administraciones a los cazadores.

Por eso debemos hacernos oír. Por eso, nuestra unión debe ser palpable ante las personas que tienen la obligación y la responsabilidad de estructurar el calendario cinegético en España. Por eso no podemos estar callados si lo que se publique va en contra del espíritu cinegético de nuestro ser.

Nada se ha vuelto a decir sobre el proyecto de Ley que se quería publicar. Y eso… me mosquea más que el sonido de una pandereta a un pavo.

Cuando el río suena, agua lleva. Pero si el río deja de sonar, es posible que el agua se esté acumulando en algún sitio. Si toda esa agua se libera de repente, puede pillarnos a propios y extraños en una inundación incontrolable. Tan mala es la sequía como la inundación, porque, al fin y al cabo, deja nuestros campos arrasados.

Los cazadores no queremos arrasar el campo. Eso sería tirar piedras contra nuestro propio tejado. Queremos, debemos y necesitamos cuidar lo que es nuestro: el campo, las especies (cinegéticas o no), el medio ambiente. No hay gremio más interesado que el cazador en que nuestros montes, sembrados, valles, ríos y montañas estén en perfectas condiciones para poder seguir disfrutando de nuestra afición-pasión.

La reflexión es muy sencilla.

Siempre hacemos lo mismo. Esperamos que nos digan lo que podemos y lo que no podemos hacer, y luego nos quejamos. Estoy de acuerdo en que siempre tenemos el derecho al pataleo, pero…

¿No sería mejor que fuéramos nosotros, los cazadores, los que diéramos el primer paso? ¿No podríamos ser un colectivo UNIDO de verdad? ¿No es mejor dar una opinión antes, que no quejarnos después, porque lo que se decreta va en contra de nuestros pareceres?

Vamos a ser serios. Vamos a ser responsables. Vamos a plantear cuestiones y soluciones reales a quienes tienen la misión de administrar la caza en España. Vamos a dar la imagen que deberíamos dar desde hace décadas: la de la unión entre TODOS los cazadores en España.

Que luego no venga el llanto. Ni el crujir de dientes.

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